domingo, diciembre 31, 2006

Fin de Año

Desde ayer por la noche tengo una extraña depresión. Es extraño porque nunca antes me había importado la dichosa llegada del Año Nuevo. Es sólo que este año ocurrieron demasiados eventos inesperados y generalmente dolorosos; y es esa inercia la que hoy me hace rechazar posibles nuevos cambios. Por banal que llegue a sonar el recuento, vale la pena exorcisar viejos demonios.

ENERO
  • La persona a la que había considerado mi pareja monógama y formal durante más de dos años finalmente me pidió que fuera su novia. Wonderful first kiss!
FEBRERO
  • Por primera vez en mi vida mi círculo de amigos no fue un conjunto de hombres descarados sino tres agradables señoritas.
MARZOABRIL
  • El día 4 se terminó mi larga-larga relación sentimental, aún con todos los sentimientos presentes en ambas partes. Loathed last kiss!
  • Comenzaron mis achaques y dolencias, bienvenida la depresión.
  • Llegaron resultados que demostraban que mi amiga estaba perfectamente de salud, en oposición a los mal hechos estudios anteriores.
MAYO
  • Me llegó una revelación: Se puede vivir con iguales posibilidades de éxito dentro o fuera de una relación. (Mensaje patrocinado por Coehlo, Carlos Cuauhtémoc Sánchez o cualquier otro autor de shitty autoayuda).
  • El grupo de amigas se desintegró por culpa de una de las personas sin las que el mundo sería un lugar mejor... como George W. Bush.
  • Adiós depresión; bienvenido de vuelta, Wucius Wong.
JUNIO
  • Llegó COCO a mi vida...sí, soy cursi y qué.
  • Terminé el semestre con la misma incomodidad social con la que lo empecé.
  • Renové mis votos con el arte.
JULIO
  • Recuperaron el control de mi vida las múltiples tensiones y descifrar sus estragos fue el pasatiempo número uno de las vacaciones.
AGOSTO
  • Inicié un nuevo semestre, muy prometedor en lo que los universitarios llaman con sorna "la pachanga".
SEPTIEMBREOCTUBRE
  • Ocurrió la pelea estúpida con la última amiga del grupo, provocada por la misma persona unworthy de vivir. De aquí en adelante me resigné a que las girlfriends no son lo mío.
NOVIEMBRE
  • Fue el mes más gris del año. Se repitió la historia donde se termina una amistad y uno se da cuenta de que había muchas en hold.
  • Planes y más planes se agolpan en la entrada del 2007. Seré Directora de Suplementos de una Revista de Economía y Derecho.
DICIEMBRE
  • Ante los ojos de muchos dejo como un imbécil al sujeto indeseable que hizo de las suyas en Mayo y Octubre, durante un debate entre mi universidad y la suya. Oh sweet revenge!
  • Termino mi servicio social y quedo libre para trabajar o echar la hueva a placer.
  • Finalmente mis dudas de salud quedan desechadas y entro al gimnasio a destruir mi imagen antideportista.
  • Mis amigos de toda la vida siguen donde deben estar, y me voy de viaje con los nuevos.
  • Mejoro mi promedio escolar: 9.5 para que se mueran de envidia.
  • Mi padre consigue un mejor trabajo y muchas tensiones familiares se disipan.
Wow, viendo el recuento no parece ni remotamente difícil cortar la inercia. En realidad soy una exagerada. No me hagan caso. Feliz Año Nuevo.

sábado, diciembre 30, 2006

Fantasma de la Navidad pasada

Sería imposible, teniendo un archivo con videos de cada una, diferenciar las fiestas de Navidad con mi familia. Desde una semana antes mi madre compra el bacalao, los romeritos y todos los ingredientes para hacer varios kilos de comida. Los siguientes días mi hermano y yo nos convertimos en máquinas especializadas en pelado de papas y de manzanas, autómatas que quitan la cáscara de cientos de almendras. Mi madre preparará, con sonrisa perturbadora, dips de queso con ostión para botanear. En Nochebuena es el Armaggedon. Mi madre, por los nervios de tener todo listo para la cena de la noche, está de un humor terrible y es mejor tratarla a larga distancia.

Como a las ocho llegan los primeros invitados, del total de 31 previstos. Poco a poco el sofá se cubre de regalos y el nacimiento bajo el arbol, de Niños Dios de cerámica: uno por familia, de distintos tamaños y vestimentas. Cada pequeño núcleo familiar procura llevar regalos para cada uno de los invitados a la fiesta, de manera que la sala queda casi inhabilitada. La botana fluye entre la concurrencia hasta como a las nueve y media, cuando los primeros pasan al comedor a cenar. Los comensales se relevan unos a otros en la mesa; y para las doce los que beben ya están ligeramente borrachos, los que comen ya están satisfechos y los que están cansados esperan que pase el reparto de los regalos para irse. Entonces todo el mundo brinda con vino blanco espumoso, especialmente los que estaban ligeramente ebrios. Todos abrazan a todos los demás, de hecho si te falta alguien por felicitar es muy probable que se ofenda.

Como a las doce y media la mayoría, excepto mi padre, mi abuelo, un tío recostado sobre la barra de la cantina y yo, sale de la casa a cantar el Ora Pro Nobis y luego "pide posada". De vuelta a la casa, toman a los Niños Dios y deciden quiénes de los presentes serán los padrinos de cada uno. Los afortunados o desafortunados arrullarán a las figurillas de cerámica meciéndolas y cantando canciones de cuna y villancicos. Los padrinos deberán desvestir las figuras y tienen hasta el 2 de Febrero1, día de la Candelaria, para vestirlas con la indumentaria característica de algún Santo. En esa fecha deben llevarlos a bendecir a la Iglesia y devolverlos a sus dueños.

Se rompen dos piñatas: una de los niños y otra de los adultos. En ambos casos pasan a pegarle empezando por los menores en edad. Ante todas las actividades soy una simple espectadora, exceptuando la siguiente: el reparto de los regalos. Para ser sincera no es que me ilusione recibir regalos, tal vez porque sé que me tocarán sweateres y blusas que terminaré cambiando en las tiendas, sino que la dinámica de reparto requiere mi presencia. Una o dos personas se ponen al frente y vocean el "De:" y "Para:" de cada etiqueta. Entonces la persona que da el regalo pasa por él y lo entrega a la persona que lo recibe. Mi madre siempre pone en la etiqueta, en el "De:", mi nombre y el de mi hermano, así que rondamos por toda la casa repartiendo y recibiendo regalos. Es de esperarse que esta actividad dure entre dos y tres horas.

Generalmente yo huyo del lugar con la evidencia obtenida y duermo hasta la mañana siguiente. Los demás bailan y beben hasta las cinco de la mañana. Algunos se quedan a dormir y a otros no los vemos hasta la tarde cuando regresan a comer lo del "recalentado" y nos cuentan lo que Santa Claus les llevó a sus hijos.

Es un gran rito de trascendencia antropológica.

1. La noche del 5 de Enero, un día antes del Día de los Reyes Magos, la familia se reúne a partir la rosca de Reyes. En ella hay algunos muñequitos escondidos que representan al niño Jesús. En caso de que alguno aparezca en tu pedazo de rosca, tendrás que invitar tamales a todos los presentes el 2 de Febrero, día de la Candelaria.

jueves, diciembre 28, 2006

El día 1

En efecto, empecé a ir al gimnasio a "relajarme" y "distraerme". Resulta que por la cuota mensual tengo acceso a clases de Pilates, Jazz, Yoga, Aerobics, Hatta Yoga, Tae-bo, Baile (danza árabe y samba for the moment) y Reductiva; además de los clásicos Cardiovascular y Pesas, vestidores, entrenador, nutriólogo y psicólogo. Entitled to as many things, creí que sería buena idea tomar Pilates, Tae-bo, Hatta Yoga de vez en cuando (mera vanidad), y los ejercicios necesarios de Cardio y Pesas.

Mala Idea #1: Ir a la clase Pilates a las siete de la mañana en mis vacaciones. Ya había olvidado el timbre del despertador.

Mala Idea #2: Entrar a clase sin percatarme de que era para Avanzados. Era impresionante ver mis piernas, educadas en las artes del sedentarismo, temblar ante los esfuerzos sobrehumanos de la clase. Cabe mencionar que la profesora terminó su clase diciendo que sufriríamos el ejercicio al día siguiente.

Mala Idea #3: Haberme comprometido con el entrenador, desde el día anterior, a hacer los ejercicios que me programó a las ocho, justo después de clase Pilates. Tras las explicaciones de rigor sobre mi caso y el énfasis en mi renuencia a terminar musculosa y undesirable, me programó ejercicios para mejorar mi circulación en las piernas y "reafirmar".

Mala Idea #4: No haber llevado agua contra la deshidratación. Tuve que comprar una en el mostrador del gimnasio.

Mala Idea #5: Encargar a la señorita del mostrador, que muy amablemente se ofreció, a guardar mi chamarra y mi bolsa con los indispensables. Estuve pensando en mi celular y mi cartera, abandonados a merced de una desconocida. Adiós relajación.

Mala Idea #6: Olvidar mi reproductor de música en la bolsa y tener que chutarme una hora de Luis Miguel en el stereo común. No es que deteste a Luis Miguel, pero prefiero Botellita de Jerez y Amigos Invisibles.

Mala Idea #7: Hacer exactamente los ejercicios y tiempos que me dio el instructor. Era mi primer día, for Christ's sake, era de esperarse que me hiciera tonta, pero desperdicié la oportunidad.

Para terminar, un Mal Pronóstico: Por el momento estoy fresca y con el autoestima feliz-feliz, pero seguramente el dolor muscular de más tarde me impedirá ir a la clase de Tae-bo, y mañana la rigidez quizá me impida salir como tenía planeado.

Loathed gym, I curse thee and all thy torture machines!

Espero que poco a poco mis dudas se despejen y consiga ser, al menos remotamente, afín a alguna de las actividades y circunstancias de aquel extraño lugar. También espero que mis neuronas no reduzcan filas próximamente dado el trato con personas irracionales y vigorécticas. Amén.

miércoles, diciembre 27, 2006

Movie of the week... NOT: The Eye 2

In a very improvised afternoon with Wong, all we really wanted to do was to rent a movie with a quality guarantee. So we got The Eye 2, sequel to the Chinese movie we saw a few months ago. We couldn't have been more wrong.

Beginning of spoiler

The movie is about a young woman, Joey, who has problems with her boyfriend and attempts to kill herself with a meds overdose. Afterwards, she starts seeing weird apparitions. After a month or so, she is notified that she is pregnant, and decides to keep the baby and not tell her ex-boyfriend, who has been avoiding her. The relevant apparition is the one of a woman who committed suicide by throwing herself to the subway tracks. This particular ghost follows her around. After some months of her pregnancy, she sees another woman giving birth in an elevator and sees a spirit trying to get inside her through her wide-open legs. The spirit enters but immediatly comes out, right after which the baby is born dead. She believes that "her" ghost and others are there to kill babies, but she is told otherwise by a sort of priest. He says that for Buddhists there are two moments in which we are in contact with the spiritual world: in a close to death experience, and when giving birth. In the second case, a spirit stands by the mother during her pregnancy hoping to reincarnate in her yet unborn child. And that what she saw before was a failed reincarnation. She then discovers that the ghost that has been willing to reincarnate in her baby, is the late wife of her ex-boyfriend. He'd been cheating on both and when his wife realized, she committed suicide. Joey believes she is part of a vengeance and tries to kill herself, but the ghost won't let her because all she wants is to reincarnate to forget all the pain of her previous life. Joey finally allows her to do so, and has a beautiful baby girl. Tata. The ex-boyfriend issue? Unsolved

End of spoilerIt is actually a technically accomplished movie. The Pang Brothers, directors of both films, take chances on the sequel. The takes are more challenging, the focus is more experimental and the aesthetic is very well exploited. The actress who plays Joey is great. However the story lacks integrity. There are some parts of the film that might only work in Chinese culture because they are taken from local legends and don't keep a close relation with the central story. The plot is mild and with very few tension points (some of them are even misused); as opposed to the first movie which has a complex conflict, a nearly poetic main character, relevant parallel stories and right pace.

I wouldn't recommend it even if you were an Asian films geek like us.

martes, diciembre 26, 2006

Diagnóstico indeseable

Entre los tantos doctores que he visto últimamente, tuve que escoger al más sincero para mi último diagnóstico. A final de cuentas, él fue el que desmintió a todos los demás y me demostró, radiografía en mano, que mis dolores de cabeza y oído recurrentes eran causados por una terrible Sinusitis Crónica [too bad, I was beginning to like Zuzanka]. Con su atinada afirmación y efectivo tratamiento, me pareció de confianza para llevarle mis más recientes quejas de salud.

El punto es que una semana antes de los exámenes finales comencé a tener dolores en el pecho y sensación de falta de aire, además de que ante el más mínimo esfuerzo me hiperventilaba. Hipocondriaca como soy, creí que estaba al borde del infarto o que, en el mejor de los casos, tenía angina de pecho. Así que fui con el doctor, quien después de oír mi corazón y examinar mi respiración con detenimiento, tomó una decisión:

Mira, himeku, no sé cómo decirte esto sin lastimar susceptibilidades, pero la verdad es que no tienes nada. Me parece que el hecho de que vengas tanto a consulta y que hayas desarrollado sinusitis tienen la misma causa: Niña, te exiges demasiado. No te conozco, es más, ni siquiera sé qué haces o si estudias. Lo que sí sé es que de seguir con este ritmo de estrés vas a tener serios problemas de depresión a los 30 años y te vas a morir de un paro cardíaco a los 40. Yo era como tú, saqué las mejores calificaciones de la generación en la Universidad, y no me sirvió para mucho. El tiempo que me dediqué a estudiar lo desaproveché en el área social. Cuando me vi solo, me entró una depresión terrible. Entonces me dediqué a poner mi consultorio y una farmacia, lo cual me costó mucho trabajo porque no tenía conexiones en el medio como los demás egresados. Cuando lo logré, salí de la depresión; ahora vivo más relajado. Te ayudaría hacer ejercicio; tus caminatas diarias no son suficientes. Métete a un gimnasio, sal con tus amigos, vete al antro. Sal, mujer.

Al principio, me ofendí. Después me identifiqué, aunque casi de inmediato me desidentifiqué. Para el final me debatía entre la lástima por su caso y la alegría de que no fuera el mío. Creo que él es quien amerita tener una consulta, pero sentado en un cómodo diván y con un hombre de barba al lado que garabatee en un cuadernillo.

La idea de entrar al Gym sigue dándome escalofríos.

domingo, diciembre 24, 2006

Utopía

Haciendo la obligada limpieza de fin de año encontré cuadernos, libretas, servilletas y papelitos huérfanos llenos de textos míos. Alguna vez escribí. Y quise estudiar Lengua y Literatura Hispánicas y sentarme en la Biblioteca Central de la UNAM a leer a Girondo con anteojos; y vestirme con faldas largas, blusas bordadas a mano y botas sin sentirme fuera de lugar. Me sentía admirada cuando la gente vanagloriaba mis ensayos y crónicas, e incluso cuando criticaban mi prosa poética. De esos tiempos sólo me queda el Círculo de Lectura, el Club de Cine, el video de mi debut en Teatro, el Dungeons and Dragons, algunos diplomas, mis fachas, el blog.

No fue hace tanto tiempo. Ya no recuerdo en qué punto cambié, si es que cambié. ¿En qué punto la pasión por Shakespeare, Cortázar y Huidobro se igualó a la de Adam Smith, John Nash y Gary Becker?

Complete blackout.

martes, diciembre 19, 2006

Pasito Zumpanguense

De alguna manera Uriel metió a ocho personas en su atomóvil para cuatro. En la cajuela llevábamos todas las maletas y un cristiano (en el sentido más literal de la palabra). El camino a Zumpango fue largo pero sin novedades. Sabíamos que a las tres había una misa en honor de Uriel y que debíamos llegar a la capilla, pero antes fue más que necesario pasar a la licorería no precisamente por el vino de consagrar. Y ya con la cajuela cargada de dos botellas de tequila, tres de whisky y un misil, los quince nos dirigimos a confesar nuestros futuros pecados en una misa con mariachi por coro. La historia relevante comienza a eso de las cinco de la tarde, hora en la que llegamos a la finca y a la combebencia. Mi hermano, en ese país de viciosos universitarios se comportó a la altura, fumando cerca de dos cajetillas en el transcurso de la noche. Casi logró pasar despercibido.

En fin, entre tantos hombres, las cuatro mujeres del grupo estábamos en todas las posibilidades de "perder" as people say, así que la técnica de "tres de refresco por una de whisky" fue más que conveniente. Hubo mucho baile, canto, risas, lágrimas, pasito duranguense y más. Para las doce, las otras tres estaban entonadas y dormidas, encerradas en un cuarto boca arriba. Con ellas, igual de exhaustos y knocked out, estaban Uriel y Lalito. No supimos de ellos hasta la mañana siguiente. Para las doce y cinco, Luis Miguel alias "El Chopper", mi pareja de baile y asusta-pretendientes borrachos, estaba en semejantes circunstancias y tuvimos que llevarlo a dormir en el cuarto contiguo después de que muy amablemente decorara el baño y parte del piso con sus exquisitas entrañas. A las doce y diez Mario y Puchi notaron mi técnica antipedatoria, y aunque me sirvieron una bien cargada con el afán de que "los alcanzara", fue fácil, dado su estado, retomar la estrategia. A las doce y cuarto se me acercó Oscar, el "amigo de un amigo":

¿Y tú, sí lees o eres como la masa de pendejos?

Maravilloso comienzo para una guerra intelectualoide que nos llevaría hasta avanzada la madrugada. ¿Hermanos Karamazov o Crimen y castigo? ¿Carrington o Varo? ¿Escher o Schrödinger? ¿Dios o no? Así, hasta que al muchacho se le ocurrió convocar a una comitiva que se lanzara del otro lado de la finca con él e invocaran al diablo. He de mencionar sin vergüenza alguna, que soy del tipo de persona que puede tener pláticas filosóficas largas sobre la naturaleza del bien y del mal, de la esencia de la persona, de mi renuencia a creer en el alma espiritual y de mil monerías más, pero que en la práctica prefiere mantenerse alejada de aquello que no entiende. Gran manera de justificar que por maricona no me les uní en la invocación satánica. La finca se dividía en dos partes: la habitable y rodeada de jardín que se separaba de la otra, un arado abandonado y obscuro, por una valla de palos deformes y que hacían casi imposible la comunicación entre las dos áreas excepto por los extremos donde no había tal. El arado fue el lugar donde blasfemaron hasta que quedaron sin voz. Nada ocurrió ahí, pero a la vuelta en sus caras consternadas se leía lo contrario. Oscar, nervioso pero fingiendo, nos relató lo que los demás no pudieron con certeza. Cuando caminaron hacia el arado, llegaron a él por el centro y no por los extremos, pero al hacerlo no había valla que les impidiera el paso, y a su regreso, por la misma ruta se toparon de frente con ella. Algo demasiado simple y confuso como para que lo hubieran inventado, aunque los sobrios no encontramos una verdera razón por la cual Satanás perdería su tiempo en aparecer y desaparecer vallas.

Mientras su aventura ocurría, Josué, el cristiano de la cajuela me predicaba: "Satanás no juega. Ellos no saben que con sus blasfemias están insultando a Dios; que cuando llegue el día del Juicio Final, Jesús les enviará al sufrimiento eterno. Para ese día, los buenos habremos desparecido por obra divina y llamados al Santo Seno, pero los que queden en la tierra serán confrontados con una decisión fatal. Deberán marcarse. En ese entonces la única manera de identificarse y comprar en las tiendas, aún lo más básico, será por medio de un microchip injerto en la mano derecha, pero esa será la marca del Diablo, de la Bestia. ¿Tú estarías dispuesta a no marcarte? Porque si no lo haces te degollarán. Claro que te dejarías marcar. Los humanos tenemos un instinto de supervivencia y cuando veas la navaja avanzar hacia tu cuello implorarás por la marca. Por eso, hay que ser virtuosos y no llegar tarde al Señor. Debemos ser llevados con él la primera vez que nos llame. El Final está cerca y debemos estar listos. Te voy a confesar algo: tuve una Revelación y Dios me nombró su profeta. Aprovecha mis palabras porque en ellas está tu salvación". Después de media hora, el pobre Josué seguía predicando y se peleó con Cristian, el filósofo. Como sea, ya estaba borracho y lo llevamos a dormir con Luis Miguel.

De pronto, salí del cuarto y todos se habían quitado las playeras en una histeria colectiva favorecida por el alcohol. Con los cero grados de temperatura afuera, salieron a correr y golpearse unos a otros en un jugueteo homosexualoide. Mi hermano y yo, sobrios, nos consternábamos y divertíamos a ratos. Siguió la madrugada con algunas historias de terror que me cortaron el sueño y luego un fallido intento de hacer una fogata a las cuatro y media de la madrugada. Sólo quedaba un cuarto disponible, y dadas las últimas bajas, aún quedábamos en el frente siete hombres y yo. Había una cama King Size y una sofá. Yo volé al sofá y dejé que los demás se pelearan la cama. Eran las cinco de la madrugada y, ya acostados, seguían haciando bromas que imposibilitaban el dormir. Entonces Alan me pidió maquillaje y fuimos a maquillar a los dormidos de los demás cuartos. Quedaron bellísimos con los labios carmín y mejillas encendidas, sombra sobre los párpados y mensajes comprometedores en la espalda como: "Gracias por una noche maravillosa. Atte: Luis Miguel". Ya eran casi las seis de la mañana. Los hombres no cabían en la cama, de modo que Hasslam se acostó a mis espaldas pidiendo perdón pero acomodándose y tapándose con mi cobija. La incomodidad apenas me dejó dormir cuarenta y cinco minutos, al cabo de los cuales me desperté, arreglé e hice la maleta.

Cuando todos despertaron, desayunamos recordando las locuras de la noche anterior. Pusimos al tanto a Moni, Karla y Chole, quienes no podían creer que estuviéramos tan frescos tras haber dormido relativamente nada. Lo feo fue volver a la finca y tener que barrer, fregar el piso, enjuagar las jergas, etc. Había un punto en que uno no podía saber la naturaleza de las sustancias derramadas la noche anterior sobre las losas. Cristian y Luis Miguel, los culpables de la decoración del baño, lo estuvieron limpiando alrededor de una hora. Con unos six de Modelo para "curar la cruda" que en general no existía pero era una gran excusa para seguir brindando se terminó el viajecito a Zumpango para la mayoría. Mi hermano y yo llegamos a casa a contar una historia con vacíos aquí y allá, pero casi íntegra. Hay que consolar a los padres, ¿o no?

miércoles, diciembre 13, 2006

La Posada

Una historia real.
Lugar: Toshi, Edo. de Mex.
Fecha: 09/12/06
Hora: 13:30
Cada catequista (bautizado como "madrina"/"padrino" por ese día) tendría a su cargo un grupo de veinte niños y entrarían a la Posada de manera gradual. Cabe recalcar que la mayoría de la gente estaba formada en la puerta desde antes de las nueve de la mañana. En primer momento, el grupo pasaría a hacer manualidades (mi área y la de otras cinco chicas). Después irían a los juegos y dinámicas; luego a partir piñatas, recibir aguinaldos (bolsas de dulce y fruta), buscar a sus padres en la entrada, recoger cobijas de donación y recibir regalos del Niño Dios (en realidad donados por universitarios urgidos de horas de servicio social).

Mi manualidad eran unos ángeles de papel muy sencillos que se pintaban con crayolas, se armaban y pegaban para quedar de pie. Llevé trescientos y todos se terminaron. La primera hora fue tranquila, pero los problemas comenzaron cuando hubo en la zona tres grupos de veinte niños cada uno queriendo hacer manualidades. Recuerdo claramente las instrucciones:
"Dibujen el angelito y cuando terminen me avisan" "Doblen las alitas hacia adelante" "Ahora, con su dedito, tomen resistol y peguen la pestaña" "Escriban su nombre detrás y denlo a su madrina, que se los va a regresar al final de la posada".

Como en todo, hubo contingencias entretenidas, como mi descuido momentáneo seguido de un llanto desconsolado a mis espaldas: a una niña se le había volteado el pegamento en la cabeza y su cabello permaneció con consistencia de engrudo por los siglos de los siglos. Hubo otro niño que permaneció en la mesa después de una hora de haber terminado; cuando lo cuestioné me dijo que no quería irse a entregar su angelito porque su Madrina vivía muy lejos. No supe si abrazarlo con ternura o darle un sape con sarcasmo.

Dejaron entrar a los padres al terminar la posada para que recogieran las cobijas y los regalos de sus hijos, en su caso. Fue entonces el mayor relajo. Las mamás se formaban varias veces para recoger varias cobijas. Y a la hora de los regalos, los padres y sus vástagos estaban afuera de la bodega gritando nombres para que buscáramos el que les correspondía. Era chistosísimo cómo algunos padres de hijos paganos enviaban a sus niños a asomarse a la lista y aprenderse el nombre de algun beneficiado del Niño Dios. Lo mejor era que no contaban con que les preguntaríamos el nombre del pueblo del que provenía el niño usurpado. Con una sonrisa nerviosa decían "ese no me lo aprendí" y huían de la zona.

Lo más gracioso ocurrió alrededor de una pregunta indiscreta. Aún portando gafete con nombre, esa tarde me bautizaron de mil maneras: Miss, Señora, Señorita, Maestra, Hermana (¿monja yo?). Claro que no faltó el dubitativo que no pudo aguantarse las ganas e inocentemente me preguntó: "¿Usted es Señorita?" Por supuesto mis ojos se abrieron sobrehumanamente y le dije con cierto rubor: "Mejor llámame Hime"

martes, diciembre 12, 2006

Toshi / Toxi

En Toshi, pueblo en el Estado de México, hay una hacienda donde año con año alumnas de la Universidad van a organizar una posada para los niños de pueblos vecinos. Este año me tocó a mí.

Viernes 8/12
La salida estaba programada a las cuatro, pero la cita era a las tres para cargar el camión. ¿De qué? Pues de chorrocientas mil piñatas, regalos de Navidad, Bicicletas para rifa, Múltiples maletas y demás porquerías. Por razones superiores a mi entendimiento, dado que la paga individual por ir al mentado servicio social fue bastante, no se contrató mudanza y llevamos todas las cosas en un camión de pasajeros: el nuestro. Éramos diez niñas, y yo me había aventurado a ir sola, de manera que fui cómoda pero tristemente en un asiento doble. Tres horas de camino, de las cuales media fue por terracería. Llegamos a eso de las ocho y cuarto de la noche a establecernos rápidamente en los cuartos y cenar. En mi soledad me correspondió uno de los pocos cuartos para una persona. La hacienda era bonita y enorme (expensive), muy cristiana pero con cierto toque lúgubre de lugares con semejantes características. Además, cuentan las leyendas que en ella espantan. En fin, alrededor de las diez tuvimos la junta para organizar la posada del día siguiente y nos partimos el lomo hasta las doce y media. A nadie parecía importarle que un día antes me hubiera dormido entrada la madrugada haciendo un trabajo por derecho a examen de Estadística. Y para acabarla de joder la hora para levantarse por la mañana era a las siete. Y para joderla aún más, hacía un frió de los mil Jesucristos.

Sábado 9/12
Además, en mi pánico nocturno puse las tablas sobre las ventanas y puerta de la habitación evitando el contacto con los potenciales fantasmas del exterior. El problema surgió cuando me di cuenta de que con las tablas no se veía abolutamente nada y fue entonces que llegó el insomnio.
Por la mañana tomé un baño con agua caliente como para "pelar" pollos. El desayuno de nuevo con prisas. Luego, cuatro horas de inventario de juguetes. La dinámica había sido la siguiente:
Los catequistas de la zona envían a la Universidad una lista de sus niños constantes y sus respectivas cartas a "El Niño Dios", el Santa Claus. Se repartieron esas cartas entre muchos alumnos y se les dieron horas de servicio social si conseguían los regalos. Lo que dificultó el inventario fue que muchos niños cabrones enviaron varias cartas al niño Dios y consecuentemente tenían muchos regalos a cuenta. Otros niños no habían recibido regalo alguno; y otros habían enviado carta y recibido regalo sin estar en la lista... generación espontánea.
En fin, luego siguió el llenado de las piñatas, la distribución de los tablones y sillas por el patio y demás logística ruda. Comimos en diez minutos por órdenes superiores y recibimos a los primeros niños a la una y media.

Acabada la posada, tuvimos una reunión breve y la primera comida tranquila. Algunos hombres de la Universidad llegaron ese día a ayudarnos por unas cuantas horas de servicio social. Para mi asombro, los hicieron regresarse por la noche ya que era inmoral que durmieran en la hacienda cerca de nosotras. Terminamos alrededor de las siete y media de recoger el desmadre. A las nueve la cama nos llamaba desesperadamente. Todavía con recelo, me puse a leer acostada esperando que me llamara Morfeo. Pero no había puesto las tablas en la puerta y vi pasar a alguien afuera. Para no quedarme con la duda fui tras la sombra pero en el pasillo ya no había nadie. Entonces oí unas risas de un cuarto alejado y vi a muchas chicas matando el miedo con carcajadas nocturnas.

Afuera de mi cuarto se habían reunido algunas otras y tenían un plan macabro. Contarían a las demás una historia inventada de terror que tuviera lugar en la hacienda. En esas andábamos cuando una, sinceramene acobardada, dijo que prefería no jugar con ello dado que a ella en realidad había visto algo raro en la posada del año anterior. Un poco de explicación. Los cuartos estan uno junto al otro a lo largo de un largo pasillo al que desembocan todas las puertas. Del lado opuesto a las puertas, sobre el mismo corredor hay unos ventanales de piso a techo que muestran un jardín colonial. Esta mujer nos contó que el año anterior unas niñas estaban en su cuarto oyendo un radio que de pronto se apagó; cuando se asomaron el cable estaba desconectado. Salieron gritando de la habitación y corrieron hacia donde estaba esta mujer, al final de pasillo. Conforme corrían a lo largo del pasillo, las ventanas se fueron abriendo una a una a sus espaldas. Todas gritaron y decidieron dormir juntas en una habitación.

Con esta hermosa bed-time story me despedí y esa noche dormí milagrosamente delicioso.

Domingo 10/12
Nos levantamos de nuevo a las siete para llegar a una plática sobre la Navidad que nos dio un padre en el Oratorio. Después y sin preguntar, nos llevaron a misa y querían que nos confesáramos. Les di las gracias mientras escapaba con rumbo a la puerta de salida... olvidé santiguarme en la huida, tan solo por eso debían reprenderme con tres Aves Marías.

Un desayuno tranquilo con publicidad de las galletas recién horneadas que nos habían servido los tres días. $50 la caja con 20 panes para que finalmente en mi casa duraran una miseria de tiempo. Los hombres corridos el día anterior volvieron para ayudarnos con los últimos detalles y dejar la hacienda spic n' span. Antes de dos horas de su llegada nos fuimos de vuelta a la ciudad. Camino corto y largas-largas horas de sueño en cama propia el resto de la tarde, noche y parte de la mañana. Fue una experiencia religiosa.