Y para no postegar mi propósito de año nuevo, ya incurrí en el gasto de los libros de estudio para los exámenes de admisión a la maestría. La espera de envíos de Amazon es lenta y tortuosa, pero ésta tiene un toque dulcísimo. En la prepa algunos profesores nos ponían ejercicios del GMAT e incluso, hace unos meses, responder preguntas del examen me abrió las puertas de mi trabajo actual. Parecería que hacerlo está en mi destino, pasarlo quizá sea otro cantar.
El GMAT y el GRE son apenas el primer paso para las aplicaciones de casi cualquier maestría. La pregunta real del momento es qué estudiar, en dónde, a qué becas aplicar. El camino natural, por ahora, es seguir la vida corporativa y estudiar un MBA. Aunque sigue habiendo una parte considerable en mí que quiere dedicarse a la investigación económica, a la consultoría y que preferiría algo sobre Desarrollo Económico con base en Econometría y Series. Finalmente queda otra parte en mí -muy pequeña, diminuta como un mosquito e igual de insistente- que quiere que vuelva a las letras y me llama a estudiar Filosofía de la Ciencia y dedicarme a escribir y a enseñar.
La respuesta de ahora es un franco "No tengo la más puta idea" y una poca de preferencia por el MBA que de menos negaré tres veces. Mi certeza es que no estoy dispuesta a estancarme.
Veo mucho estudio en mi futuro.