domingo, septiembre 20, 2009

Matt: Capítulo 2 "La Intermitencia"

Tras el comprometedor abrazo en mi último día de preparatoria, Matt y yo nos alejamos. Yo estudié Economía y él hizo su útimo año de prepa. Pensándolo bien, creo que ya nos habíamos alejado. Pensándolo 2 veces, quizás me alejé por miedo cuando empecé a andar con Wong. Y fue ese mismo miedo el que me hizo no buscarlo en los siguientes años.

Sólo 1 vez hablamos y quedamos de tomar café. Fuimos, bebimos y vagabundeamos toda la tarde por una librería hablando de cuaquier cosa que no fuera personal. Me pareció aún más guapo que antes, pero procuré asimilar semejante juicio como una observación objetiva y sin sentimientos involucrados. Me acompañó a casa y le presté una película. Si hubiera sabido que iba a devolvérmela más de un año después, hubiera cometido la estupidez de no prestársela.

Al año siguiente coincidimos. Kanchi tenía una nueva novia, Abril; y la prima de Abril era la nueva novia de Matt. El evento donde coincidimos fue una fiesta de cumpleaños sorpresa de Kanchi para Abril, así que Wong y yo nos encontramos con las otras dos felices parejas. No sé cómo, pero Matt sabía que yo iría y llevó la película que me debía. Mientras Kanchi y Abril rondaban por la fiesta, los demás nos quedamos platicando... afirmación exagerada porque lo que en realidad pasó fue que Matt y yo pláticamos mientras su novia me me miraba con celos y Wong se quedaba de pie, siguiendo la conversación.

¿Coqueteé con él en esas ocasiones? Tal vez, pero hasta el máximo permitido con un hombre cuando la chica ama al novio con el que está. Digamos que coqueteé hasta el punto donde existe una duda vaga en él pero ninguna certeza en absoluto. Cerremos con que coqueteé hasta el punto donde aún no se genera culpa en una persona tan dada a la autocensura como yo. Y ya excediéndome en este pensamiento, debo decir que no había coqueteado con alguien más en mucho tiempo y que no volví a hacerlo hasta hace poco.

Continuando con la historia, no volvimos a vernos hasta hace unos 6 meses.

La Noche de los Publívoros México 2009

El gran espectáculo, con 6 horas de duración, tuvo lugar el viernes por la noche en el Teatro Metropólitan. La llegada fue caótica porque hubo un suceso desagradable en metro Balderas y el servicio se suspendió, de forma que Joruas y yo tuvimos que tomar el taxi con el conductor más malencarado de la historia. Creí que no la íbamos a contar, pero llegamos apenas con un retraso de 40 minutos.


Al entrar nos dieron matracas, esos juguetes de madera con engrane para hacer escándalo. En el lobby había chicos cosplay, conductores de Telehit firmando autógrafos y algunos actores disfrazados de los personajes de los comerciales que veríamos.


Apenas pusimos un pie en la sala, dio inicio. La dinámica era que al terminar cada comercial que nos gustara, hiciéramos ruido con las matracas. El truco era que las matracas eran para zurdos, así que Joruas y yo tuvimos algo de problema para acostumbrarnos. Tras la primera hora, la matraca ya era parte de nuestros cuerpos y cada vez que terminaba un comercial, el estruendo "maderezco" llenaba el teatro.


Describir algunos de los comerciales que vimos sería caer en omisiones imperdonables porque vimos alrededor de 400. Pero a finales de Mayo de 2010 se repetirá el evento y celebrará 30 años desde su primera proyección en Francia. A ése sí que llevaremos a todas las personas que extrañamos a lo largo de la noche, que es a quienes dedico la siguiente lista:


Y en otro tenor, mi favorito:

jueves, septiembre 17, 2009

Matt: Capítulo 1 "Breakpoints"

Corría el mes de septiembre del 2003 y las cosas con Matt iban maravillosamente. Parecía que la coquetería iba a evolucionar pronto, pero se atravesaron acontecimientos inesperados. A la par de que esto sucedía, mi tímido amigo Wong me pidió ayuda para acercarse a una amiga mía, ofreciéndome a cambio su apoyo en la conquista de Reizak. La verdad ya no me interesaba tanto Reizak, mas a un amigo no se le cuestiona la necesidad de justificarse para pedir ayuda.

El tímido Wong y yo comenzamos a vernos y platicar mucho. Era fácil con tantos amigos en común y un hobby compartido: molestar a nuestro amigo Kanchi. Se había vuelto un estilo de vida por demás divertido. Cierta tarde mientras Wong y yo hablábamos de lo celoso que era Kanchi con sus amigos, planeamos la ultimate broma para sacarlo de sus cabales. Al día siguiente, Viernes, buscamos a la persona más comunicativa que conocíamos y le inventamos que Wong y yo habíamos sido novios desde un mes antes, pero que nos habíamos dado un período de prueba para ver si la relación funcionaba y que en ese momento estábamos listos para contárselo al mundo. No nos quedó mal. Al cabo de unas horas ya todo el mundo lo sabía, incluido Kanchi.

Fue divertido por unas horas, pero el Sábado las cosas se volvieron inmanejables. Teníamos que sostener nuestra mentira frente a todos los compañeros del curso sabatino. Ese día nos besamos e impulsivamente formalizamos la relación. Recuerdo que las primeras semanas no estuve segura y que decirle a Matt fue de las cosas más complicadas con las que me topé. De cualquier forma, no tardé mucho en enamorarme completamente de Wong, tanto que pasaron casi 2 años sin sentirse.

Esos casi 2 años nos llevan al último día de la preparatoria, uno de los más incómodos de mi vida. Había demasiadas personas llorando y pidiéndome que escribiera en sus cuadernos para tener recuerdos a qué aferrarse. Llevaron mariachi y aquello se volvió una orgía de abrazos y llanto escandaloso. Yo sólo quería que los chicos de mi reducido grupo de amigos, en su mayoría del taller de Creación Literaria, me dejaran alguna frase y un abrazo breve pero sincero. Había mucho rencor en mí contra esa escuela en la que había pasado más años que los prudentes.

Uno de los pocos highlights de ese día fue mi abrazo con Matt. Creo que lloré. Sé que le dije algo al oído. Le dije que había estado loca por él. Ya no recuerdo si él dijo algo.

miércoles, septiembre 16, 2009

Limpiando el cuarto

Debo admitir que desde que entré a la universidad mi habitación se volvió caótica. Pero era un buen caos, era de esa clase que te permite tener las cosas en aparente desorden pero sabiendo exactamente dónde está cada una. Cuando terminé la carrera, el caos se puso nasty. Justo me acababan de contratar y estaba saliendo con Matt, así que no tenía ni un segundo para ordenar las pilas de libros, estados de cuenta, tickets, películas, discos, libros, dulces, cigarros, muéganos, palomitas!!!!!

Así que esta semana, sin novio a la vista y con dos días de asueto, mi madre me dio el ultimátum. Todo comenzó perfecto. Ordené las cartas y llegué a las fotos. Hacía mucho que no tenía fotos impresas en las manos, así que me puse a verlas todas. Todo seguía perfecto mientras encontraba las fotos divertidísimas de cuando mis amigos del Círculo y yo íbamos en la primaria, luego en secundaria y aún hay algunas de la prepa. En las fotos de la prepa se desató la maldición.

Resulta que hoy me cayó el 20 de lo que es haber estado en una relación durante casi 6 años. Ahí estaban las fotos de Wong en el museo de antropología, dormido, en el salón, en la premiación de Excelencia, en la del Teacher's course, en Cuernavaca, and so on. Si esto me hubiera pasado hace unos meses, me hubiera encerrado a llorar el resto de la tarde; pero no fue el caso. Sólo quité las fotos en las que aparecíamos solos. Al fin y al cabo la intención no es borrarlo de mi vida, sólo quitar lo que ya sobra, lo intrínseco a la relación terminada.

Continué la limpieza ordenando los apuntes del último semestre y llegué a los compartimentos debajo de la tele. Ahí estaban las cajas que Wong hizo para las películas y discos que me regaló en nuestros numerosos aniversarios. Una vez más respiré y las tiré a la basura. De ahí en adelante no dejó de aparecer. En los folders del librero estaba el sobre con todas las flores que sequé después de que me las regalara y una carta que le di y me devolvió. Luego entre los libros, todas sus cartas; entre los separadores, una tarjeta que dejó en un ramo de flores. Entre los cuadernos, un dibujo con pasteles y una copia de su comic. En un vitrolero, todos los 21's (las "colitas" de latas sin romper, que significaban besos); en las revistas, una manta de ¿fieltro? de cuando cumplimos 1 año. En mi estuche de hilos, un punto de cruz que le dejé inconcluso. En mi carpeta, su caricatura; en mis cuadernos, estampas de sus diseños. Hacia el final encontré todos los boletos de cine, teatro, conciertos, museos, galerías, etc. a los que fuimos.

Cuando terminé, miré a mi alrededor y creí que ya no había más cosas de él que me faltara por limpiar. Entonces entró mi madre por la monumental bolsa de basura y le conté la situación. Se paró en seco y recogió un anillo del piso qué sigo sin saber de dónde salió. "¿Esto no te lo dio el? ¿Y no vas a quitar la manta de anime que tienes sobre tu cama, que también te dio? ¿Y ya revisaste los cajones de la cómoda y el bureau? ¿Y los sobres junto a las películas? ¿Y el closet?" Ya era muy tarde y estaba agotada.

Presiento que aunque haga la limpieza más profunda y crea firmememente que ya no hay más cosas de nuestra relación... en unos días, meses o años seguiré encontrando sorpresas. Los recuerdos que se crean con alguien a lo largo de 6 años pueden volverse una plaga. Pronto destaparé ese velo de nuevo para darle gusto a mi madre y tener la habitación en orden.

Como sea, no todo fue terrible. Hacia el final de la tarde tomé un montón de fotos que había olvidado revisar. En 2 encontré al Matt de hace unos 5 años. Aún tenía el cabello corto, otros lentes y vestía como un niño bueno. Sonreí y me di cuenta de que el desgaste emocional de la tarde había valido la pena...

Matt: Capítulo 0 "La Precuela"

Los meses anteriores habían sido poco más que reveladores, sobre todo desde que Yamil me introdujera al taller de Creación Literaria. Fueron esos miércoles de 4 a 6 los que sentaron las bases de los eventos de esta serie.


Una amiga se volvió mi mejor amiga desde que quisimos estudiar Letras Hispánicas cierta tarde que leímos a Cortázar. Los chicos del Círculo Sagrado se hicieron mucho más cercanos que en todos los años que compartimos en primaria y secundaria. La mujer más perversa y sensual del taller me abrió los ojos sobre muchas cosas, particularmente sobre la homosexualidad del ex-novio a quien yo todavía amaba. Y conocí a Reizak, el chico más hermético e intrigante del Círculo Sagrado y de mi universo... que, béndita Ley de Murphy, babeaba por mi nueva mejor amiga.


Corría la segunda mitad del 2003 y yo pasaba a 5to de preparatoria. De pronto el taller no sonaba como una buena idea porque ya no estaban ni mi mejor amiga ni la chica perversa ni la linda ingenua ni Mike. Como fuera le di una oportunidad. Nuevos chicos, mucho más talentosos que los integrantes originales, se unieron a nuestras tertulias: Emiliano, Jessica, Lady Stardust, Sandra y Matt. Y es de Matt de quien trata esta historia.


El primer miércoles, como siempre, me senté en el piso con la espalda pegada a la pared para ver llegar a todos. Ese día Reizak no asistió, así que mi conexión con el mundo estaba intacta. De cualquier forma no me queda duda de que me hubiera quedado igual de boquiabierta cuando le vi entrar. Tal vez nunca haya confesado por este medio mi afición inexplicable por las narices… sí… las narices. Para que un hombre me guste o pueda decir sinceramente que una mujer me parece bonita, la nariz es el factor determinante. Una nariz larga, un poco grande, quebrada, en fin, la nariz tiene que ser interesante. Y Matt entró al salón con la nariz más interesante que hubiera visto en mi vida. Disimulé bien el rubor y el haberme dado cuenta de que me miraba desde lejos. Se sentó junto a mí aunque, en sus palabras, moría de ganas de sentarse en una banca para estar más cómodo. No hubo nada más ese día, pero conforme pasaron las semanas seguimos sentándonos juntos.

Como buenos chicos de prepa él me regalaba dibujos y yo cubría sus hojas de ejercicios del taller con garabatos y recados. Cierto día las cosas se salieron del taller. Se sentó a comer conmigo en el receso. Otro día lo acompañé a su salón de la mano. Nos mandábamos mensajes por celular y las cosas iban muy bien.

martes, septiembre 15, 2009

This is the end...

Hace más o menos 6 meses que terminó una relación de 5 años y medio. Lo sé, ya era hora. Había un ir y venir enfermizo, unas ganas absurdas de perpetuar algo debilitado por una relación ahora abierta, ahora cerrada, ahora distinta... ahora.


Y viendo hacia atrás, ¿qué?


Un agradecimiento profundo a él por haberse mantenido en sus cabales todas las veces que mi pasión quería llevarnos volando bien lejos, a donde hoy nos arrepentiríamos. Y ya no estoy en la etapa de justificarme por orgullo y explicar en círculos el por qué fue una decisión de los dos, porque la verdad no lo fue. Creo que él hizo bien. Alguien tenía que darse cuenta de que las exigencias mutuas habían rayado en lo castrante. Así agradezco.


Mis decisiones han hecho más que distanciarnos. Pero no mintamos satanizando las consecuencias que ya les contaré y dejemos que la leve sonrisa se convierta en una franca invitación a que me lean de vuelta.


Un abrazo