Parecería que al subirse a un automóvil se activaran a los lados de la cara barreras para no ver otra cosa que los semáforos y los camiones que toman el carril de alta, como las que se ponen a los caballos para que no pierdan de vista el camino.
Y yo últimamante me he cansado de ser un caballo más en esta ciudad de carretas motorizadas.
Me he decidido a mirar, a caminar por las viejas calles de siempre para ver qué encuentro.
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