miércoles, mayo 10, 2006

Se reúne la Cuadrilla

La Liebre de Marzo parecía haber estado ahí desde siempre. Miraba su vaso, lleno con la infusión, y se apresuraba a beberlo para poder cambiarse de lugar antes de que llegaran los demás. La mesera del Nunca Más, ya acostumbrada al extraño grupo, llevaba un tarro de mantequilla a la mesa. Caminaba con cuidado. De pronto un grito y la charola volando. El Gato de Cheshire anunciaba su llegada cantando en lenguas confusas con una gran sonrisa flotando en el aire. Apareció junto a la Liebre.
—¿Sabes qué día es? —preguntó la Liebre.
—El que sigue al día de Ayer —dijo el Gato sin mudar su expresión.
—¿Y Ayer fue hace mucho?
—Depende de cuánto tiempo me hayas esperado antes de Ayer —respondió el Gato sin cambiar su sonrisa. La Liebre, con gran consternación, le tomó la cabeza entre las patas y la sacudió.
—Este Gato está descompuesto, ¡hay que arreglarlo! —dijo, mientras recogía la mantequilla regada por el piso y la untaba en la nariz del Gato.

Entonces, llegó el Lirón. Se trepó en la mesa y se puso a bucear en el té. Bostezando, tomó la palabra.
—Un acertijo: ¿En qué se parece una fuente a un ménage-á-trois que decide llevar una relación estable y tener y educar un hijo?
Antes de que alguien encontrara la respuesta menos cuerda, llegó la Oruga. Se le veía con la tranquilidad habitual, con la paciencia que sólo puede ser fruto del constante lidiar con niños diminutos perdidos en su bosque, y con sus preguntas e insolencias. A falta de su aparatoso narguile, se puso a cebar mate. El Lirón la veía con cierta incredulidad, aquella hierba amarga de la que todos bebían era una aberración. Se escondió en la tetera de la Liebre. Todos creían que dormía, pero de vez en cuando se le oía decir:
—No estoy dormido, puedo escuchar todo lo que dicen.

El Gato de Cheshire desapareció unos minutos y volvió con la noticia de que el Conejo Blanco había sufrido un retraso pero que estaba por llegar. Y en efecto, a los pocos minutos entró el Conejo disculpándose con la cabeza baja.
—Miren nada más la hora que es. Ay no, la Reina me pidió que le ayudara a preparar un banquete y voy retrasado, qué haré, qué haré. Me va a cortar la cabeza.
Se miró un momento con la Oruga hasta que alguien los presentó y el grupo comenzó a tomar forma. El Lirón, aún con el acertijo en mente, buscaba la respuesta desconocida en el recién llegado, quien tardó muy poco en olvidarse del festín de la reina para entrar en la discusión. El Gato de Cheshire testificaba sobre la veracidad de las afirmaciones.

La Oruga y la Liebre bebían el mate y escuchaban con incredulidad lo que un par de naipes discutía en la mesa de al lado:
—De Profundis es un texto muy honesto, donde se puede ver con claridad el cambio de Wilde desde su papel de profeta de las artes, hasta su desprecio por la vida voluptuosa e incompleta como miembro de la alta sociedad. Se agota cada idea hasta sus últimas conclusiones sin hacerlas sonar reiterativas y parece que el autor se redescubre a lo largo de la escritura. Las frases ostentan gran claridad sin descuidar la belleza del lenguaje. Un ejemplo es:
“Prosperity, pleasure and success, may be rough of grain and common in fibre, but sorrow is the most sensitive of all created things. There is nothing that stirs in the whole world of thought to which sorrow does not vibrate in terrible and exquisite pulsation. The thin beaten-out leaf of tremulous gold that chronicles the direction of forces the eye cannot see is in comparison coarse. It is a wound that bleeds when any hand but that of love touches it, and even then must bleed again, though not in pain.” —dijo el Seis de Corazones.
—Y en general las conclusiones se sueltan como golpes directos que definen perfectamente los sentimientos de Wilde:
Better than Wordsworth himself I know what Wordsworth meant when he said - 'Suffering is permanent, obscure, and dark And has the nature of infinity.’” —dijo la Jota de Picas.
—Es extraño que nunca se observa un arrepentimiento por sus preferencias sexuales, como podría parecer normal en alguien de finales del siglo XIX, sino que la fuente de culpa es el haberse dejado llevar por sus deseos. El único posible reproche se demuestra cada vez que Wilde deja un espacio vacío donde debería ir el nombre de su ex-amante.
—Como éste, hay por todas partes elementos clave para conocer al escritor. Ejemplos sobran: su concepto sobre la Confraternity of the Faithless, la comparación entre su ingreso en la Universidad de Oxford y su arribo a la cárcel, su deseo de volver a escribir, la impaciencia por ser libre y feliz, su propuesta sobre el Cristo romántico, la visión del pecado como camino a la perfección, el individualismo, el filisteísmo, y la vuelta a las cosas simples. La tesis principal se explica cuando describe a Cristo como una artista y como el hombre por excelencia, nunca como un Dios. Dice que el fin del arte es expresarse. La Pena, no tenía un símbolo y Cristo se convirtió a sí mismo en éste. Así:
“Art is a symbol, because man is a symbol.”

—Sofistas —dijo la Oruga y volvió a prestarle total atención al mate. Una risa, como el sonido de un pavo, se oyó acercarse. Apenas entró el Sombrerero al lugar, su risa se desvaneció y miró fijamente a su alrededor.
—Qué sucia está esta mesa; debemos cambiarnos, hop hop hop —dijo con apuro. De pronto, se volvió hacia el Gato, y habló entre sollozos. —Amigos, en verdad lo siento.
—¿El qué? —preguntó el Conejo.
—Es evidente que el Gato, sniff, está… evidentemente descompuesto. La mantequilla que le untaron, tenía… tenía… migajas, evidentemente.
—Yo fui — dijo la Liebre con cierto orgullo.
—¿En verdad? Dinos a dónde fuiste.
—Aquí y Allá, pero tuve que regresar de Allá por la Revolución.
—Ni lo digas. La revolución me da náuseas.

El Grifo y la Falsa Tortuga llegaron en silencio. Los que ahí estaban interrogaron a la Falsa Tortuga, como cada vez en el último par de meses, sobre su relación secreta con cierta Medusa. Sus lamentaciones comenzaron.
—Ya les he dicho tres millones y un cuarto de veces que no es verdad. ¿Cuándo me dejarán en paz? Si esto fuera el medioevo y estuviera en mi curso de Esgrima o de Defensa a Caballo, no tendría empacho en...
—Descuartizarlos, peones insignificantes —completó el Grifo con una mueca aterradora. Todos perdieron el aliento, excepto, claro, el Gato de Cheshire que podía, a placer, hacer algo muy parecido a descuartizarse.
Su propia afirmación alegró al Grifo, quien saludó a los presentes con un abrazo y una sacudida. El temblor les duró bastante tiempo a todos, así que hubo un gran derrame de té y mate. Fue tal la inundación, que La Falsa Tortuga prometió ahogarse a como diera lugar. El Lirón, despertó asustado y descubrió que el Gato de Cheshire era un gato. Se puso a gritar. El Gato, había perdido sus poderes al entrar en contacto con el agua; ahora maullaba aterrorizado de ella. La Oruga estaba molesta porque, de haber llevado su pipa, no la habría podido fumar. El Sombrerero y la Liebre estaban demasiado ocupados echándole azúcar y probando el té en el que nadaban. El Conejo, lanzaba hondos gemidos pues acababa de recordar su cita y esperaba que eso no lo retrasara más.

El Grifo vio la oportunidad perfecta para realizar la danza que los había reunido ese día. Describió a detalle el baile de La Cuadrilla de la Langosta. El Nunca Más era un lugar extravagante, pero no servía langostas. Ante la decepción, la Falsa Tortuga se lamentó de nuevo y el Sombrerero, para callarla, formó un mazo con los naipes de la otra mesa para utilizarlo en la danza. Más tarde, se veía a las Picas, Corazones, Tréboles y Diamantes girando y siendo arrojados sobre las mesas. Fue tal el chapoteo que el agua se secó.

El Grifo y la Falsa Tortuga, revitalizados, daban sus impresiones con respecto a las desventuras del Conde en desgracia del momento. La Oruga y el Lirón, intentaban seguir los diálogos entrecortados y opinaban cuando se los permitían. El Conejo, miraba con desconcierto a la Liebre y el Sombrerero brindando a la salud de las patas del Gato, de las garras del Gato, de las orejas del Gato. En el caos absoluto de las conversaciones aisladas todos supieron que la velada había sido un éxito.

Cuando se recuperaron del que fuera para ellos un terremoto, los naipes volvieron al parque dando traspiés. Iban a pintar rosales. Eso hasta que fuera de nuevo día de Cuadrilla y sus vidas fueran otra vez emocionantes. Y así, la Oruga regresó a su papel de oráculo desde lo alto de su hongo en el bosque. El Gato de Cheshire se desvaneció llevándose consigo a la Liebre. El Lirón se fue dormitando en el bolsillo del Sombrerero. La Falsa Tortuga y el Grifo se fueron recordando mejores tiempos con peleas feroces y sin Medusas liberadas.

P.D. Para datos curiosos, dé click en el título de este post.

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