—¿Y Ayer fue hace mucho?
—Depende de cuánto tiempo me hayas esperado antes de Ayer —respondió el Gato sin cambiar su sonrisa.
—Este Gato está descompuesto, ¡hay que arreglarlo! —dijo, mientras recogía la mantequilla regada por el piso y la untaba en la nariz del Gato.
Entonces, llegó el Lirón. Se trepó en la mesa y se puso a bucear en el té. Bostezando, tomó la palabra.
—Un acertijo: ¿En qué se parece una fuente a un ménage-á-trois que decide llevar una relación estable y tener y educar un hijo?
Antes de que alguien encontrara la respuesta menos cuerda, llegó
—No estoy dormido, puedo escuchar todo lo que dicen.
El Gato de Cheshire desapareció unos minutos y volvió con la noticia de que el Conejo Blanco había sufrido un retraso pero que estaba por llegar. Y en efecto, a los pocos minutos entró el Conejo disculpándose con la cabeza baja.
—Miren nada más la hora que es. Ay no,
Se miró un momento con
—De Profundis es un texto muy honesto, donde se puede ver con claridad el cambio de Wilde desde su papel de profeta de las artes, hasta su desprecio por la vida voluptuosa e incompleta como miembro de la alta sociedad. Se agota cada idea hasta sus últimas conclusiones sin hacerlas sonar reiterativas y parece que el autor se redescubre a lo largo de la escritura. Las frases ostentan gran claridad sin descuidar la belleza del lenguaje. Un ejemplo es: “Prosperity, pleasure and success, may be rough of grain and common in fibre, but sorrow is the most sensitive of all created things. There is nothing that stirs in the whole world of thought to which sorrow does not vibrate in terrible and exquisite pulsation. The thin beaten-out leaf of tremulous gold that chronicles the direction of forces the eye cannot see is in comparison coarse. It is a wound that bleeds when any hand but that of love touches it, and even then must bleed again, though not in pain.” —dijo el Seis de Corazones.
—Y en general las conclusiones se sueltan como golpes directos que definen perfectamente los sentimientos de Wilde: “Better than Wordsworth himself I know what Wordsworth meant when he said - 'Suffering is permanent, obscure, and dark And has the nature of infinity.’” —dijo
—Es extraño que nunca se observa un arrepentimiento por sus preferencias sexuales, como podría parecer normal en alguien de finales del siglo XIX, sino que la fuente de culpa es el haberse dejado llevar por sus deseos. El único posible reproche se demuestra cada vez que Wilde deja un espacio vacío donde debería ir el nombre de su ex-amante.
—Como éste, hay por todas partes elementos clave para conocer al escritor. Ejemplos sobran: su concepto sobre
—Sofistas —dijo
—Qué sucia está esta mesa; debemos cambiarnos, hop hop hop —dijo con apuro. De pronto, se volvió hacia el Gato, y habló entre sollozos. —Amigos, en verdad lo siento.
—¿El qué? —preguntó el Conejo.
—Es evidente que el Gato, sniff, está… evidentemente descompuesto. La mantequilla que le untaron, tenía… tenía… migajas, evidentemente.
—Yo fui — dijo
—¿En verdad? Dinos a dónde fuiste.
—Aquí y Allá, pero tuve que regresar de Allá por
El Grifo y
—Ya les he dicho tres millones y un cuarto de veces que no es verdad. ¿Cuándo me dejarán en paz? Si esto fuera el medioevo y estuviera en mi curso de Esgrima o de Defensa a Caballo, no tendría empacho en...
—Descuartizarlos, peones insignificantes —completó el Grifo con una mueca aterradora. Todos perdieron el aliento, excepto, claro, el Gato de Cheshire que podía, a placer, hacer algo muy parecido a descuartizarse.
Su propia afirmación alegró al Grifo, quien saludó a los presentes con un abrazo y una sacudida. El temblor les duró bastante tiempo a todos, así que hubo un gran derrame de té y mate. Fue tal la inundación, que La Falsa Tortuga prometió ahogarse a como diera lugar. El Lirón, despertó asustado y descubrió que el Gato de Cheshire era un gato. Se puso a gritar. El Gato, había perdido sus poderes al entrar en contacto con el agua; ahora maullaba aterrorizado de ella.
El Grifo y la Falsa Tortuga, revitalizados, daban sus impresiones con respecto a las desventuras del Conde en desgracia del momento. La Oruga y el Lirón, intentaban seguir los diálogos entrecortados y opinaban cuando se los permitían. El Conejo, miraba con desconcierto a la Liebre y el Sombrerero brindando a la salud de las patas del Gato, de las garras del Gato, de las orejas del Gato
Cuando se recuperaron del que fuera para ellos un terremoto, los naipes volvieron al parque dando traspiés. Iban a pintar rosales. Eso hasta que fuera de nuevo día de Cuadrilla y sus vidas fueran otra vez emocionantes. Y así,
P.D. Para datos curiosos, dé click en el título de este post.
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