Entre las mútliples materias obligatorias que llevo este semestre hay una sobre la que todavía no doy crédito. El temario de la profesora, que se cubre en mes y medio, incluye tres temas: Caracterología, Autoestima y Emociones. El resto de las clases habrá exposiciones en equipo de un libro de... Gaby Vargas... ¿patética, no? De este pseudolibro aprenderé cómo combinar la ropa, el orden de los cubiertos en la mesa, la mejor manera de contestar llamadas telefónicas y mil atrocidades más muy a la Manual de CarrOña. Para complementar el "aprendizaje" es necesario resolver tests, que parecen de revista semanal del pópulo, en los que mis resultados terminarán por etiquetarme de mil formas simplistas y muchas veces contradictorias. La tarea de la semana fue monitorear mis emociones y clasificarlas como negativas o positivas. Estuvo interesante.
El martes fue especialmente emocional ―y no, no estoy en mis días― porque un profesor, que se da aires de omnipotencia porque, además, tiene un cargo administrativo alto, entregó los resultados de su masacre más reciente. La media de las calificaciones de los exámenes de período fue de 6.2. El problema del día de la aplicación fue que, ante algunos incisos aparentemente ambigüos, le expresamos nuestras dudas y el señor se confundió; de manera que terminó por dar una instrucción que hizo que todos los que estábamos prestándole atención asumiéramos con claridad que debíamos ignorar otra especificación establecida en el examen. Pues a la hora de calificar, el hombre olvidó haber dado esa instrucción contradictoria y calificó como estaba previsto en el examen.
Emoción #1: La Ira
Obviamente el martes se detonaron algunos reproches diplomáticos por nuestra parte; pero la reacción del profesor fue abiertamente explosiva. Nos culpó de habernos puesto de acuerdo para inventar semejantes barbaridades y nos llamó "Aprovechados". Los gritos no se hicieron esperar, y los ataques directos a sus detractores fueron apreciados por todos los presentes. Hago énfasis en ello porque yo fui una de las perjudicadas.
Emoción #2: La Impotencia
Sigo indignada, pero el sistema burocrático de la Universidad y la lejanía entre los niveles directivos y los estudiantes imposibilitan el saber con quién hay que quejarse para hacer que el señor se saque el palo que tiene atorado en el c*lo. El coraje me duró hasta entrada la tarde: era mi ego el que estaba en juego.
Emoción #3: La Culpa
El evento que da sazón al drama ocurrió cuando iba en el camión de regreso a casa. Me asaltó súbitamente una fantasía en la que el responsable era atropellado ―en cámara lenta, por supuesto― y para cuando volví a la realidad noté que la canción en el radio era esa que dice:
"Ojalá que te mueras,
que todo tu mundo se vaya al olvido.
Sé que no debo odiarte,
pero es imposible tratar de olvidar
lo que hiciste conmigo"
Fue chusco por un momento notar lo emocional e influenciable que me encontraba. Por otro lado y como siempre, esta clase de pensamientos terminan por hacerme sentir como una mala persona.que todo tu mundo se vaya al olvido.
Sé que no debo odiarte,
pero es imposible tratar de olvidar
lo que hiciste conmigo"
Epílogo
De pronto no sé si las emociones del martes son Positivas o Negativas, ¿pero quién puede clasificar las emociones? ¿Quién puede descifrar la naturaleza absoluta de la esencia subjetiva de las personas? Tal vez ése sea el próximo apartado en el temario del que hablé. Uno nunca sabe.
1 comentario:
Loved the soundtrack. Y q se t haga leve.
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