Sales temprano de clase de Contabilidad. Entendiste un tema difícil y sales con una sonrisa franca y tu canción favorita en la cabeza que da el perfecto fondo para una tranquila caminata a la cafetería. Acaban de surtir el refrigerador y tienen el helado que te gusta y que es difícil de conseguir. Vas a formarte en la fila, pero no la hay: estás solo frente a la cajera. Te sientas, satisfecho, en una mesa que parecía reservada para ti.
De pronto, tu canción interior se ve interrumpida por una voz chillona. A tu alrededor hay otras mesas ocupadas y en una de ellas está un grupo de mujeres que no comen nada pero que beben agua de botellas iguales como si de eso dependieran sus vidas. Una está hablando y las demás la observan con admiración. Dice que la amiga de su prima vio a la "naca" de Fulana en un antro besándose y tocándose con el exnovio de Perengana. Las presentes hacen ruidos y suspiran con indignación; crees que tal vez tuvieron un accidente y perdieron la capacidad de expresarse correctamente. Las compadeces hasta que momentos después una de ellas compara la situación con algo que ocurrió en la telenovela del día anterior. Hay una conmoción general y las voces se funden en un estruendo insoportable.
En otra mesa hay un hombre y una mujer. Él utiliza una camiseta sin mangas que le comprime el cuerpo absurdamente y ella le mira con genuino interés. Te enteras, tras escucharlos un rato, de que él se mantiene en forma yendo al gimnasio todos los días antes, después, entre y durante clases; pero que casi no le reporta esfuerzo porque tiene mucha disciplina. Ella le lanza una indirecta sobre salir algún día y él, sin darse cuenta, la rechaza diciendo que suele estar muy ocupado ejercitándose. Luego recapacita y la invita el viernes a algún lugar para "conocerse mejor"; ella finge naturalidad. Acepta y hay un silencio incómodo en el que ella probablemente se reprocha el no tener nada que decirle; y él, si puede pensar, tal vez esté repitiendo la conversación en su cabeza y vanagloriándose por haber conquistado a la mujer "como lo tenía planeado". Ella rompe el silencio, diciendole un cumplido y se reanuda la conversación sobre los deportes que él practica, las horas de entrenamiento, etc.
En la tercera mesa hay unos cuantos muchachos llenando sus álbumes de estampas de jugadores del mundial. Sus caras parecen asumir cierta vergüenza disfrazada de sinismo infantil: "¿Y qué si me veo ridículo, tal vez eso me haga más popular". Lo peor del caso es que, por lo que has visto en los últimos días, el llenado del dichoso album se ha convertido en un rito socialmente alabado. En fin, los muchachos se hacen bromas que generalmente involucran situaciones sexuales y/u homosexuales. Es curioso que entre cada muestra de superioridad intelectual, se tocan, abrazan y dan palmadas por todos lados. Cuando se han quedado secos del tema, las caricias quedan injustificadas, así que hablan sobre distintos autos de lujo y sus velocidades o sobre distintas "viejas" y sus ídem. Se retoma el rubbing.
Detrás tuyo suenan otras cosas, pero la náusea se hace presente. Te levantas, tiras tu helado y sales sintiéndote peor persona. Si esto sigue repitiéndose cada semana, tendrás que dejar de entender Contabilidad.
1 comentario:
"¿Detrás tuyo...?"
¿Qué idioma es ese?
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