lunes, marzo 20, 2006

Alÿs

No hay cosa más maravillosa en este mundo que comer esos arándanos deshidratados que venden en las grandes tiendas norteamericanas. ¿Por qué son tan fantásticos? Porque son rojos, pequeños, deformes y con un friego de azúcar; porque son mejor acompañante para las películas en casa que las palomitas e igual de adictivos; y porque hacía ya más de un año que les había perdido la pista. El miedo a la Ley de Murphy, o tal vez mi egocentrismo, me hacía pensar que si dejaba de comprarlos por mucho tiempo seguramente los descontinuarían. Pero no, hoy me regalaron una bolsa y fue como reencontrarse con un viejo amigo... a quien no puedes esperar por comerte. En conclusión, me encuentro con una sobredosis de carbohidratos de la felicidad.

Por eso, aunque en realidad no haya conexión alguna, tengo que hablar de Francis Alÿs. La
semana pasada me encontré súbitamente perdida en el zócalo de la contaminadísima Ciudad de México con mi 'amigo' Wong. Él quería ver la exposición "Diez cuadras alrededor del estudio" de un tipo que, por lo que me contaba, era simplemente un turista despilfarrador con pose de pseudoartista que había venido a México para llevarse souvenirs exóticos. En fin. Pasamos entre los ambulantes hasta la puerta del Antiguo Colegio de San Ildefonso y entramos en la dimensión alÿsesca. Grandes restiradores con planos, cálculos y apuntes en tres idiomas daban la bienvenida a un mundo experimental. Para no hacer de esto un Major Spoiler, sólo mencionaré algunas de las locuras que ahí encontramos.

Monsieur Francis paseó un bloque de hielo más alto que él y le tomó fotos por calles sucias, junto a indigentes, etc. A lo largo de su estudio, el hielo se fue convirtiendo en un insulto de coctel hasta hacerse agua plasmada en la última fotografía. Quedé impresionada. El cambio en tamaño y forma del hielo es más evidente por la influencia del entorno decadente donde el autor decidió hacer las tomas. La insignificancia progresiva del hielo parece carcajada cínica que da un carácter de futilidad a la miseria.

En otra parte, llamada Dejá Vu, se ve una imagen donde unas piernas enfundadas en simples pants azules son captadas justo cuando están por dar un paso en una calle desigual. Esa misma imagen se puede ver varias veces, de forma casi warholesca, donde el único cambio es el color de los pants y tenis. La postura de la persona, el lugar justo y la posición de los pies son los mismos en cada foto sin que éstas hayan sido modificadas para dar el efecto. Pienso que el mensaje es abiertamente la pérdida de la identidad en la ciudad, lugar que homogeniza a las personas en su atmósfera deprimente.

Quizá el que más me impresionó fue su experimento sobre la recolección de basura. Tiró siete estatuillas de bronce en distintos depósitos y luego de un tiempo las buscó en puestos y establecimientos de cachivaches. A la fecha ha podido encontrar dos. Además de estas y otras demostraciones transgresoras, la exposición cuenta con videos, entrevistas y modelos. A final de cuentas, soy fanática de Alÿs. Wong dijo que era una especie de performer. Yo no sé bien qué sea.

Ugh, estos arándanos empalagan. Ya no los hacen como antes.

1 comentario:

Yamil dijo...

Si fuera un ultraconservador, con gusto dejaba una amenaza. Pero no lo soy, querida, y me diverti­ como enano con tu presentacion! Buen
nombre de blog! (Disculparan los errores, pero esta cosa no acepta algunos signos)