Abres el ojo a las 8:26 de la mañana y decides darte la vuelta y dormir un poco más. Coco duerme sobre tus pies, así que le despiertas y sube junto a tu almohada para tirarse pesada como saco de boy scout. Sueñas con que alguien deja hojas frescas de lechuga sobre tu bureau y que los amigos de tu hermano se adueñan de tu cuarto al momento de que sales de casa. Sueñas que tú, Lourdes, Lalo y Gabo salen en coche hacia un estacionamiento muy grande en el que los autos tienen rampas individuales para estacionarse; que de pronto te encuentras sola y vas a un lugar donde te enseñarán a leer las señales que dejan los fantasmas en el mundo de los vivos.
Abres el ojo otra vez a las 8:55 y recuerdas que Dawson's Creek es a las 9:00 a.m. Te levantas, enciendes la tele, acaricias a Coco hasta que se alborota y comienza a morderte los pies. Hace mucho que no ves Dawson's Creek. Aunque tu profesor de Ética te haya convencido de la falacia de los "pequeños y vulgares placeres", pasados 5 minutos, el programa te sigue pareciendo la gran cosa. En un comercial bajas a la cocina para prepararte de desayunar mientras cantas a todo pulmón esa cancioncilla de Hair que dice: "Where do I go? Follow the children. Where do I go? Follow their smiles. Is there an answer in their sweet faces that tells me why I live and die? Follow the wind song. Follow the thunder. Follow the neon in young lovers' eyes". Subes la escalera con la tonada del Elephant Love Medley de Moulin Rouge, descansas el plato en la mesa y levantas los brazos cuando llega la parte en que Ewan McGregor canta: "Love lifts us up where we belong...!".
Desayunas frente a la tele y Coco intentando quitarte las pantuflas. No te has visto al espejo en toda la mañana, te das cuenta y te propones evitarlo a toda costa. Haces tu cama, lavas los trastes, y te sientas frente a Kotoko (tu laptop que hacía mucho no llamabas por su nombre), para escribir en tu blog. La vida sencilla te confunde con la satisfacción absoluta que te embriaga. Hacía meses que no estabas sola, siempre con la gente del trabajo, los compañeros del salón, los profesores, los amigos del D&D, las chicas de la clase de Doctrina, Yamil, las demás edecanes del Congreso, los integrantes del Consejo de Economía, la familia, la gente del camión, Wong, sus amigos scouts. La gente que admiras, los que conoces, los que te retan, el que amas.
Sin embargo, este rato contigo te hace ver que estás totalmente engentada, sin tiempo para sentarte junto a la ventana y leer a Proust y Kundera y llenar sus libros de anotaciones. Te hace falta hablarte y hablar y llorar y llorarlos y reir mientras cantas, ser Garrik y Oliveira. Casi se te olvida la encrucijada por un momento: ser la ejecutiva ambiciosa de la empresa multinacional; la novia cariñosa, estable y hogareña; la intelectualoide cínica de café con sus libros y el cine de culto; la niña católica y conservadora con algo en qué creer. Te viene a la cabeza esa frase de Rayuela: "A Oliveira le revienta la circunstancia". Entonces suena el celular: Es Tania, la chica de la oficina que está coordinando tu proyecto. Te pregunta si puede formalizar unas reuniones la próxima semana en las que ella y tú tienen que estar presente. Das el sí, es indispensable.
A himeku le revienta la circunstancia.
4 comentarios:
Sí... los compromisos universitarios pueden matar a los amantes d la soledad como nosotras...
¿Qué pasa si estoy leyendo, pienso un comentario, Y APARECE EN EL TEXTO! ¡UNO SE QUEDA SIN COMENTARIO!
Himeku: finally you came back... entiendo lo que es ese sentimiento de "maldita sea, no estoy sola pero cómo desearía estarlo" y qué a gusto cuando finalmente se da. Comprenderás que en mi caso es mínimo, pero en fin, es la vida que queríamos ¿no? Jajajaja. Love you, girl. Nice to have you back (y sí este comment vale por tu regreso a la blogósfera (?) y por Little things)
Siempre me ha gustado mucho tu manera de escribir... Tienes talento mujer, debes pasarme alguno que otro tip que tengas bajo la manga ¿no?
Maldigo tu carrera de economía... lo que la literatura se pierde...
Jaja, saludos!
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