Hace un par de días, llegué temprano a la escuela, y como todos los días del último par de meses, busqué lugar fuera del estacionamiento de la Universidad. ¿Por qué? Pues porque me rehúso a hacer corajes por una de las siguientes situaciones:
1. Ver que los primeros dos pisos del estacionamiento están casi vacíos porque son exclusivos para profesores, administrativos y estudiantes riquillos con tarjetón (1500 pesos al semestre!!!)
2. Llegar al tercer piso y buscar lugar hasta llegar al 5° o 7° donde hay uno en una esquina y del lado opuesto de las escaleras y el elevador.
3. Hacer cola para pagar los $12 que cobran cada vez que se pretende salir del estacionamiento aunque sea por un rato.
En fin, iba por la calle de Goya buscando un lugar para mi precioso Tsuru 2006 azul marino, 4 puertas, standard, cuando menté madres, como todos los días, cuando vi las cubetas y demás enceres que los mafiosillos de las calles ponen junto a las banquetas para obligarte a pagarles una cuota por estacionarte... POR ESTACIONARTE en la calle por la que ya pagaste impuestos, demás contribuciones y trámites burocráticos. En eso, llegué al museo que está a unos doscientos metros de la entrada de la Universidad. Ahí afuera había un lugar bloqueado por cubetas, pero justo atrás de las cubetas había un espacio lo suficientemente grande como para clavar mi auto.
Por la noche, salí alegremente y en la obscuridad encendí el coche y me dirigí a casa. Al llegar noté el horror: algún cubetero-informal-resentido había rayado toooodo mi precioso Tsuru 2006 azul marino, 4 puertas, standard. ¿Cómo que todo? Pues había un rayón en la cajuela, pero no era sólo un rayón tímido y casual, era un garabato a lo largo de casi toda la superficie. Además había un rayón horizontal a lo largo de todo el costado izquierdo y otro en el cofre que parecía mirarme con sorna. El costo de oportunidad de dejar el coche en el estacionamiento, hacer corajes y ser desfalcada es tener que ahorrar varios miles de pesos para poder repintar un coche.
En la depresión absoluta, fui a mi cuarto y encendí la televisión. Estaba en VH1, y la transimisón era el reality show Flavor of Love Girls: Charm School. Fue entonces cuando me dije: "Bueno, himeku, no te quejes, podrías estar peor."
Sonrisa efímera.
3 comentarios:
Mi economista favorita tuvo una experiencia desagradable... en fin...
Yo pretendí aplicar la desobediencia civil con lo del estacionamiento (me reventó hasta lo indecible) hasta que me puse en los zapatos de los empleados del mismo y les pregunté:
Según esto estaban invadiendo los lugares de los profesores "ejecutivos" que llegan a las nueve de la noche y por eso la dirección de servicios había tomado la medida "por tiempo indefinido". El caso es que según yo los que tienen el tarjetón (que nadie compra a menos que sea tarugo o de derecho) y son alumnos tampoco pueden estacionarse ahí.
No sé. Creo que voy a recortar un vil pedazo de cartulina con la forma del tarjetón y lo voy a dejar puesto cada que se me pegue la gana estacionarme en el segundo piso, que es donde me he estacionado toda mi vida.
1500 pesos el tarjetón??? NO WAY!!!
Estacionarse sucks.
Ximena! !No juegues! !Qué coraje! Pues nada, me gustaría decir que c'est la vie pero nooo!! ¿Por qué? No tiene ni debería ser así?!!
Un beso, nena.
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