El cuarto estaba a media luz. En una mesa ardía incienso y yacían las herramientas de trabajo, así como algunos billetes y monedas. Desde unas bocinas se escuchaba "música ambiental". Al centro del lugar había una silla de masaje. Me sentó y comenzó a tocarme la espalda.
―¿Tienes algún problema de espalda o muscular?
―Sí, escoliosis
―Te caíste de sentón o tienes mala postura...
―No tengo mala postura. Tal vez me haya caído y no lo recuerdo.
―Quizá tengas un umbral de dolor muy amplio. Me acuerdo cuando a mi hija la atropellaron y se le jodió la cadera de una forma que los doctores amenazaron con tener que amputarle la pierna. Entonces la llevé con mi maestra y entre las dos le hicimos terapias para curarla. Le hicimos un torniquete en la cadera y la torcimos. Estaba en un grito la pobre, pero le salvamos la pierna para la quinta sesión. Cuado venga mi maestra te llamo para que te veamos esa escoliosis.
―Ok, gracias.
―Lo que te estoy pasando por la espalda es un bambú. Yo he tomado muchos cursos y esta es una técnica que utilizan en Asia. Todo lo que te voy a hacer es una invención mía que integra todo lo que sé sobre masoterapia. Cuando he ido a cursos con franceses, no tienen pudor en masajearte las nalgas, pero yo no te voy a tocar, así que te paso el bambú.
―Sale
―Y ahora te estoy pasando por los hombros dos bolas de obsidiana. Se siente rico, ¿ah? Muy bien. Ahora voy a relajarte los hombros tocando puntos de digitopuntura. Dame tu mano. Te estoy presionando zonas especiales que relajan los músculos de tu espalda, hombros y cuello. Esta zona es muy sensible. Por ejemplo, si te toco así te va a doler. ¿Lo sientes?
―No, no me duele
―¿Y ahora?
―Nop
―Sí, sí que te duele. En fin, ahora voy a activar tus chakras. Voy a masajearte la zona del chakra y a sonar una campana distinta para cada uno que va a purificarlos... ¿qué te pareció?
―Interesante y rico
―Ahora voy a limpiar tu aura. ¿Sabes qué es esto con lo que te estoy sobando? Pezuñas de cabra, las usan mucho en Perú. Ahora párate allá, que voy a ver tu aura.
―¿Aquí, frente a la pared?
―Sí. Mmmh... debes hacer algún tipo de meditación. ¿Haces yoga?
―No
―¿Pero crees en Dios?
―Sí
―Lo que pasa es que tienes una aura enorme. Hacía mucho que no veía una así. Y veo que vives con tres personas, deben ser tus padres y un hermano.
―Así es
―Tu aura habla de que eres una persona con una conexión espiritual bastante profunda. Se ve que eres una persona buena pero muy fuerte. Me encantaría tenerte de amiga, pero nunca de enemiga. Y también veo que tienes un alma muy vieja. Eres muy sabia porque has vivido muchas vidas. Tienes un Ángel que te protege.
―En efecto
―Pero déjame que te diga... porque es como si te hubieran regalado un Mercedes y no te hubieran dado las llaves. Mira, con esa aura tienes el poder de lograr lo que tu quieras. ¿Tienes coche?
―No
―Bueno, cuando vayas caminando hacia la parada del camión tienes que ir pensando e imaginándote que cuando llegues a la parada, el camión va a estar llegando. Si eres consistente vas a lograr que pase. Si dudas por un segundo vas a detener el flujo de nergía y todo se va a la fregada. El primer día te va a parecer coincidencia, pero conforme pasen los días te vas a dar cuenta de tu poder. Y siempre pide más de lo que necesitas. Cuando rezamos el Padre Nuestro le pedimos a Dios que nos dé el pan de cada día, pero nos vale madres cómo nos lo va a dar. Confiamos en que se nos va a dar lo que nos corresponde. Así, pide 100 millones de dólares cuando necesites 100,000 para que Dios te dé lo que te toca.
―Bien
―No vayas a creer que me siento muy conocedora de Dios. Yo sólo permito que Dios sane a través de mí. Yo no sano. La gente que se jacta de que ellos sanan en lugar de reconocérselo a Dios, es castigada. Por eso yo acepto que sólo soy el medio de Dios. Yo te cobro y Dios decide si te sanas o no. Así de simple.
―Interesante
―Lo es. Por cierto, te voy a dejar de tarea que veas la película de El Secreto. Te va a mostrar lo que puedes alcanzar con el poder que tienes. Ahora dame un abrazo.
―Le pago
―No puedo contaminarme con el dinero, pero ponlo en la mesa.
―Mucho gusto, señora, nos estaremos viendo.
―Gracias, linda. Déjame tomar tus manos. Sigue siendo buena.
―Prometido. Nos vemos.
A unos metros de la puerta, no pude contener la carcajada.
2 comentarios:
Jajajajaa. Experiencia interesante. Se me hace q yo también tengo q ir...
Con el debido respeto, prefiero a mi quiropráctico. Es medio mamuca, estuvo en la fraternidad de Chi Psi vé tú a saber qué del Texas Chiropractic y para todo pone ejemplos de carros. Pero jamás menciona esoterismos
Publicar un comentario